Con las ciudades responsables de aproximadamente el 70% del consumo global de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la eficiencia en la iluminación urbana juega un papel crítico en abordar el cambio climático y mejorar las condiciones de vida urbana. Los crecientes costos de energía, impulsados por las crisis energéticas continuas, ejercen una presión adicional sobre los presupuestos de los residentes de la ciudad y los municipios, subrayando la importancia de optimizar el uso de energía dentro de la infraestructura de la ciudad.1
La iluminación pública inteligente forma un componente crucial de la infraestructura urbana sostenible, alineando el crecimiento de la ciudad con los avances tecnológicos. A diferencia de la iluminación tradicional, que opera en horarios fijos, los sistemas de iluminación pública inteligente se ajustan dinámicamente según las condiciones en tiempo real, reduciendo así el consumo de energía hasta en un 50% sin comprometer la seguridad.
Optimizando el Ambiente Urbano a Través de la Iluminación Inteligente
La iluminación pública inteligente representa más que una tecnología avanzada; es una solución práctica adaptada a las demandas de la vida urbana contemporánea. Este modelo adaptativo ajusta la iluminación a las necesidades reales de conductores y peatones en lugar de adherirse a horarios rígidos. En un sistema de iluminación pública inteligente, cada farola está equipada con sensores que monitorean continuamente el movimiento y los niveles de luz ambiental.